martes, 26 de junio de 2012

¿Ya pasó lo peor?


En pocas horas las campañas llegarán a su fin, afortunadamente se termina un periodo atroz de intercambio de insultos, difamaciones, juego sucio, “trapitos al sol”, irregularidades en la obtención de recursos financieros, guerra en redes sociales, entre otros.

Todo esto en conjunto nos ha dejado exhaustos, hartos de las campañas y de los respectivos candidatos, me atrevo a decir que nos han vuelto a dividir como sociedad. El panorama político se ha polarizado, de manera particular, en las redes sociales.

Pero a partir del jueves estaremos “aparentemente” descansando de las campañas, y considero que es hora de centrar nuestra atención  en lo que pasará el domingo 1 de julio por la noche.

Evidentemente el Instituto Federal Electoral (IFE) ha sido blanco de muchas críticas, incluso hay quienes se anticipan y hablan del “fraude”, aunque ni siquiera hemos emitido el voto,  seguramente hay mucho por hacer en el IFE, pero esto es lo que tenemos el día de hoy, y con estas condiciones tenemos que salir a votar.

No cabe duda que será una de las elecciones más vigiladas de la historia, puesto que hay miles de ciudadanos que estarán al pendiente de lo que suceda en las casillas. Será todo un reto lograr que este proceso se realice en paz, por el bien de nosotros mismos, dejando a un lado las pasiones. El país se merece un buen ejercicio electoral ciudadano,  ya ha corrido demasiada sangre como para manchar este proceso.

¿Y el 2 de julio?

Si pensábamos que la peor parte eran las campañas, creo que estamos equivocados. Una vez que sea declarado el ganador o ganadora de la elección, veo venir una división mayor, porque si de algo estoy segura, es que habrá miles de inconformes con los resultados.

Y es en este rubro donde nosotros los ciudadanos tendremos que ser muy responsables en no sumar más caos al caos que ya vivimos hoy en día. El 2 de julio tendremos que comenzar la reconstrucción de nuestro país, el ganador o ganadora tiene desde hoy una gran agenda que cubrir para poder gobernar un México divido y lastimado.

Las siguientes semanas a la elección, tal vez meses, se me antojan difíciles, puesto que hay muchas fracturas en el tejido social, hay que estar muy atentos en no encausar nuestras frustraciones o desacuerdos políticos con violencia, ya hemos tenido demasiada este sexenio, como para terminar de hacer pedazos a México.

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